Este es un caso real de una doctora llamada Susana, soltera, sin hijos ni familia cercana, que tenía una muy estrecha relación con otro colega, el doctor J. J. al punto de ser madrina de su hijo menor y con dos ex pacientes: las hermanas Pérez A. y R.
La doctora decidió hacer testamento por primera vez en 2001, luego lo modificó varias veces en el transcurso de los cuatro años siguientes. En el primero los hijos del doctor J. J. eran los principales beneficiarios de sus bienes y una cuarta parte de los mismos sería para las hermanas Pérez.
Al fallecer se supo que tras la última de las correcciones prácticamente no les dejaba nada a las hermanas Pérez, salvo unos recuerdos, lo que motivo que éstas pleitearan reclamando que los hijos del doctor habían influenciado a su amiga en su contra o que esta tenía insania mental por el tratamiento al que se vio expuesta.
Se basaron en que la alteración del documento fue hecha casi en su lecho de muerte, sufriendo grandes dolores a causa de un cáncer y siendo tratada con opiáceos para paliar tal circunstancia.
El juez desestimó el reclamo pues según los facultativos y su abogado, la doctora nunca perdió la cordura y su ahijado y sus hermanos si bien la cuidaron con ahínco no influyeron en su decisión. Además las hermanas Pérez no fueron a verla los últimos dos meses de su vida y eso le provocó una desilusión muy grande.
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Foto gentileza de:derecho-internacional-privado
