Existen cientos de leyendas en todas partes del mundo, pero cuando éstas rondan a alguna linajuda familia, la cosa se pone más interesante.
Existe en Madrid un palacio frente a la Plaza de las Cibeles, que en un principio se llamó de Murga y luego de Linares, que aparentemente guarda inconfesables secretos de familia y algún que otro fantasma.
Una larga historia
José de Murga y Reolid era el segundo hijo de una familia que se había enriquecido gracias a los negocios con Cuba y los ferrocarriles. Entre 1857 y 1858 fallecieron sus padres y sus hermanos, por lo que a los 25 años fue el heredero de una de las mayores fortunas de España.
Se casó con Raimunda de Osorio y Ortega pero no tuvo hijos. En 1873 Amadeo I lo nombró I Marqués de Linares y I Vizconde de Llantero.
Su mujer falleció en 1901 y cinco meses después lo hacía él, oficialmente de una afección pulmonar (las malas lenguas dicen que se pegó un tiro con una escopeta).
Según su testamento, dejó casi todos su bienes a su ahijada Raimunda Aguado y Cabañas, excepto el marquesado que pasó a manos de un primo. También dejó legados en metálico a la Institución de Caridad de los marqueses de Linares y a varios amigos y parientes.
Una de sus últimas voluntades fue ser enterrado con su mujer en Linares, Jaén, pero mientras se construía la cripta, sus restos descansaron en el Cementerio de San Justo de Madrid.
Hasta aquí la historia. La leyenda dice que José se enteró tras la muerte de su padre que era medio hermano de su esposa. Se dice que pidieron una bula al papa para vivir juntos pero en castidad.
Al parecer no pudieron cumplir con tal promesa y al fruto de su amor, Raimundita la hicieron «desaparecer». Su fantasma y el de sus arrepentidos padres vagarían aun por el palacio de Linares.
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Foto gentileza de: Wikipedia
