Charles Lucom, deja en su testamento hecho con el notario Mario Velásquez, casi 50 millones de dólares para los niños pobres de Panamá. Pero su viuda no conforme con el testamento lo impugnó, convirtiendo el asunto en una serie de obstáculos judiciales y contratiempos legales.
En su testamento redactado con el notario quedaba todo perfectamente documentado que a su esposa le otorgaba 20.000 dólares mensuales para su confort y a la fundación Fundación Wilson C. Lucom Trust Fund dejaba cincuenta millones de dólares.
El hombre dejaba en claro que el dinero era para ayudar en la alimentación de niños muy carenciados y también para semillas para que sus padres sembraran. Eran muchos niños en una situación de total pobreza, el millonario los había conocido en un viaje a Panamá y se había conmovido por la situación.
Aunque fue un camino muy largo que tomó el poder conceder el legado a la institución, debido a la cantidad de obstáculos judiciales del caso y los problemas por impugnar el testamento. Finalmente el Tribunal de Justicia de Panamá alegó como válido el testamento y pudo otorgar un respiro al centenar de niños sin recursos que esperaban la ayuda.
El hombre no había tenido hijos propios y estaba muy preocupado por la corrupción en el sistema judicial de ese país, sabiendo que eso retrasaba mucho todo el proceso y temía por la vida de muchos de esos niños. Por fortuna todo salió bien, y la herencia fue al destino y voluntad del testador, que seguramente luego de hacer una obra semejante va a descansar en paz eternamente.
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