Sería bueno que tomáramos conciencia de que dejar por escrito las últimas voluntades, es una muy buena medida para que no haya dudas a la hora de repartir los bienes de una persona.
Buen ejemplo de ello es el del actor Paul Walker, célebre protagonista de la saga «Fast and Furious» que falleció en Noviembre de 2013 a los 40 años, a causa de un desdichado accidente automovilístico.
Walker en su testamento, le deja la totalidad de su fortuna a su hija Meadows de 15 y nombra a su propio padre, albacea de su fortuna, hasta que la niña sea mayor de edad.
De igual modo, Witney Houston, dejó la totalidad de su fortuna a su hija Bobbi Kristina, que en el momento de la lectura del testamento de su madre también era menor de edad.
Según las últimas voluntades de su progenitora, recibirá una parte del dinero cuando cumpla 21 años, otra a los 25 y el remanente de la fortuna a los 30. La ejecutora del testamento es su abuela Cissy.
Por otro lado, cuando falleció la duquesa de Medina Sidonia en 2008 y se conoció el contenido del testamento de la llamada «Duquesa Roja», se desató un caos peor que el de un culebrón venezolano.
La duquesa se había casado horas antes de su muerte con su secretaria y repartió entre ella y sus hijos lo que restaba se su fortuna (legó unos 50 millones de euros a la fundación Medina Sidonia). Los herederos se quejan de que solo han recibido deudas.
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