Hagamos autocrítica. No muchos piensan en el testamento para los hijos hasta que es demasiado tarde. A veces, por un exceso de confianza no somos suficientemente precavidos, en un asunto que puede ser capital para quienes más nos importan. Sin embargo, no dejar por escrito cómo queremos que nuestros bienes se repartan puede acarrear grandes problemas.
Uno de los errores que, por desconocimiento, suelen cometer muchas familias es pensar que los bienes del padre, madre o ambos serán para los hijos. En caso de desgracia inesperada. Si bien esto es así, lo es con matices.
La legalidad confirma que los hijos son los herederos máximos de nuestro patrimonio. Pero no se especifica más. Ni siquiera se tiene en cuenta la figura del cónyuge más allá de poder obtener pagos de pisos u otras propiedades, mientras los hijos no los hayan vendido.
Mucho más importante: si queremos decidir quién se quedará a cargo de nuestros hijos en caso de que sean menores de edad, necesitamos dejarlo por escrito.
Es en este punto en el que el testamento puede jugar un papel fundamental. Además, podemos especificar quiénes heredarán nuestros bienes según nuestra preferencia. ¿Siempre quisiste que tus discos fuesen para tu hermano? ¿No quieres dejar a tu pareja desprotegida?
¿Qué ocurre si no dejamos testamento?
Si no hacemos testamento todo nuestro patrimonio irá para los hijos. Eso significa que nuestros descendientes son quienes tienen derecho a quedarse con todos nuestros bienes.
Nuestra pareja legal tendrá derecho a usar una tercera parte de los bienes dejados en herencia. Eso quiere decir que no tiene propiedad sobre ellos, sólo que podría utilizar esa tercera parte. Por ejemplo, si una tercera parte de los bienes es una casa, podría utilizarla, pero nunca venderla. Si los bienes se arrendan, tiene derecho a recibir la tercera parte de los beneficios que generen. Nadie más tiene derechos sobre los bienes dejados en herencia sin testamento.
El recurrir a la herencia sin testamento no evita el papeleo. En menos de seis meses, debe primero hacerse una declaración notarial de herederos “ab intestato” y transcurridos al menos 20 días, los bienes han de repartirse a partes iguales entre los hijos y dejar las propiedades, como casas y coches, a nombre de los nuevos herederos. Ha de satisfacerse el impuesto de sociedades.
El mayor problema es si los hijos son menores de edad. Si no existe testamento para los hijos, el padre o madre que sobrevive es quien ha de encargarse de los trámites. Y si ambos están desaparecidos, el tutor legal que se establezca. Lo que puede estar en contra de la voluntad del fallecido y de sus hijos.
El necesario testamento para los hijos
Podemos decir que lo más importante a la hora de poder ocuparte de tus hijos en caso de fallecimiento es hacer un testamento donde especificar qué ocurriría en caso de desaparición. Porque es posible especificar con quién se quedarán y quién administrará tu patrimonio.
Es posible poner a una persona a cargo tanto de su cuidado como de sus bienes. O separar ambas figuras, dejando a una albacea a cargo, que será quien se encargue de pagar las deudas restantes tras tu testamento, y luego facilitar el traspaso de tu patrimonio a quienes hayas designado.
Además, también podremos decidir a dónde irá a parar nuestro dinero y patrimonio. Si queremos donar una parte a una ONG, o incluso a nuestros padres si siguen vivos o a hermanos y amigos, el testamento es necesario. Y mucho más necesario si es un testamento para los hijos.
En Testamenta puedes realizar esta gestión tan relevante para ti y, sobre todo, para tus descendientes, con la mayor comodidad, facilidad y legalidad, olvidándote así de preocupaciones futuras.
