A la hora de otorgar testamento, hay una parte de la herencia de la que no puede disponer libremente el dueño de dichos bienes. Esta parte puede variar según el tipo de herederos, y está estipulado por Ley que sea adjudicada de manera obligatoria a los llamados Legitimarios del difunto.
Los legitimarios, también llamados herederos forzosos, son aquellos familiares del fallecido que obtendrán una parte fija de la herencia de dicho familiar, incluso en los casos en los que sus nombres no estén especificados en el testamento, o no llegue a haberse realizado dicho testamento notarial.
Son herederos forzosos los hijos y demás descendientes directos del fallecido, pero también pueden llegar a ser los padres, en el caso de que éstos sigan vivos y el fallecido no contaba con descendientes directos. Independientemente de un caso u otro, los herederos forzosos recibirán una parte de la herencia, correspondiente a las dos terceras partes de la totalidad de la herencia del fallecido en el caso de los hijos (la denominada legítima), y a la mitad si sólo viven los padres en el momento en que ha fallecido el titular de todos los bienes.
Lo mejor es hacer un testamento en vida
Sin embargo, este reparto de bienes de los que no puede disponer el difunto, puede resultar insuficiente para aquellas personas que desean realizar un reparto concreto de toda su herencia.
Por ello, lo idóneo es realizar testamento cuando antes, y sobre todo hacerlo de la mano de profesionales que le asesorarán en todo momento. Así ocurre con los abogados de Testamenta, que se encargarán de hacer todo el papeleo, ahorrándole tiempo y dándole la seguridad de que todos sus bienes serán heredados por las personas que usted desee, evitando posibles incidentes futuros.
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