Muchos pequeños y medianos empresarios montan sus empresas desde la nada. Algunos trabajan durante toda su vida para hacerlas crecer. Y una de las muchas esperanzas que estas personas emprendedoras mantienen, es poder dejar la empresa a sus descendientes. Heredar una empresa es posible, sí. Pero no es tan sencillo como podía parecer. Ni se trata de un proceso automático que suceda inmediatamente tras el fallecimiento del testador. La transmisión de los cargos de dirección de una empresa de padres a hijos, depende en gran medida, por no decir por completo, de la configuración y el tamaño de la empresa.
Olvida todo lo que crees saber: el cine y la televisión dan una imagen muy equivocada sobre como heredar una empresa
Indíce
No son pocas las películas y las series de televisión que tratan sobre un gran empresario (por lo general el protagonista es un hombre, aunque la vida real nos muestra que cada vez es mayor el número de empresarias), que tiene uno o varios hijos. El conflicto suele venir porque el hijo no quiere heredar la empresa del padre. O porque el padre cree que el hijo, más que dispuesto a tomar su puesto, no está preparado. Incluso se cometen asesinatos en televisión o en el cine solo para poder heredar una empresa. Pero lo cierto es que la legislación española no se lo pone especialmente fácil a los herederos de empresarios.
Heredar una empresa tras el fallecimiento de un empresario individual
Por lo general, los empresarios individuales son los gestores únicos de sus empresas. Son también los propietarios de las mismas y las organizan según su voluntad porque no existe una estructura interna que deba responder a una regulación legal.
No es extraño que en estos casos la gerencia o el puesto de director general se elijan a dedo por el propio empresario y que su continuación en sus puestos dependa de la voluntad del dueño.
En este caso, tras el fallecimiento, se transmite la empresa a una persona que pasará a ser el nuevo dueño y que, por tanto podrá tomar el mismo tipo de decisiones que su antecesor.
Esto parece relativamente fácil de llevarse a cabo en el caso de que haya un único heredero. No lo es tanto cuando las personas llamadas a heredar la empresa son más de una. En este caso, lo que suele ocurrir es que la operativa empresarial se hace más lenta. Porque las decisiones deben tomarse de común acuerdo entre todos los herederos.
Existen en la historia de España multitud de casos en los que un empresario individual llegó a construir un grupo de empresas. Los herederos, para no tener que trabajar de común acuerdo entre ellos, dividieron el patrimonio entre varios. Así, la fuerza del grupo empresarial se diluye y las fortunas disminuyen o se pierden. Está en la mano de los testadores; es decir, de los empresarios, establecer en sus testamentos cláusulas que impidan el desmantelamiento de los grupos empresariales.
Heredar una empresa constituida como una sociedad
El derecho mercantil español contempla la creación de empresas de diferente tipo. Las sociedades limitadas se dividen en participaciones, las sociedades anónimas en acciones que pertenecen a un número variable de socios o accionistas.
La misma ley establece una diferencia sustancial entre quiénes son los propietarios de las acciones de la empresa y quienes son los gestores de dichas empresas. Los gestores pueden llevar el nombre de consejeros o administradores. En grandes empresas, los accionistas-propietarios no tienen por qué ser también administradores.
Es en las pequeñas empresas de carácter familiar en las que ambas funciones tienden a coincidir. Por ejemplo, los pequeños negocios familiares, como tiendas, o comercios, se gestionan por los miembros de la familia, que son trabajadores, administradores y propietarios.
Grandes corporaciones: heredar una empresa a través de la herencia de acciones de la misma
En este caso, la herencia de acciones no supone ningún tipo de problema. Las grandes multinacionales pocas veces ven como uno de sus accionistas es también el director de la empresa. Las acciones no son más que títulos. Documentos que dicen que el que las posee es propietario de una parte de una empresa. Cada una de las partes de una empresa tiene un valor.
Las acciones forman parte del caudal hereditario. Su valor se puede calcular en cada momento. Basta con comprobar el valor que se da a cada acción en los estatutos de la sociedad o con comprobar su cotización en bolsa, si la empresa en cuestión cotiza.
No hay problema pues en heredar la propiedad de una empresa a través de heredar acciones. Porque las acciones se pueden traducir a dinero. Se heredan, pues, como el resto de las posesiones del finado.
Heredar una empresa familiar
Es aquí donde nos encontramos con los verdaderos problemas. Los miembros de una familia que además son propietarios de participaciones en la sociedad familiar, tienden a creer que no solo heredarán las participaciones de los padres, sino también el puesto que los mismos ostentaban en la empresa.
La tradición, de hecho, venía otorgando el derecho a heredar el puesto de dirección al hijo mayor. Pero esa es una costumbre que nuestra ley no contempla. En España, y ateniéndonos a lo que dice la legislación, los hijos y descendientes heredarán las participaciones de los padres y ascendientes, pero no su puesto de trabajo. Al menos no automáticamente.
¿Cómo evitar tensiones a la hora de heredar una empresa?
Existe la figura de los protocolos familiares. Estos son la única vía para garantizar que una empresa familiar tendrá una continuidad en el tiempo tras la muerte de sus fundadores.
Dichos protocolos familiares se establecerán en el momento de crear la empresa. Momento en el que se debe decidir la forma legal de la misma. Es en la redacción de los estatutos cuando debe tenerse en cuenta lo que sucederá en caso de fallecimiento.
Estamos pues ante un caso en el que no basta con ser previsor a la hora de testar. Hay que tener la prudencia de prever qué pasará con la empresa mucho antes: en el momento de crearla.
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