El millonario hacendado Rufino Otero, propietario de grandes extensiones de campo en La Pampa (Argentina), en su testamento, dejó fuera a su hija legítima porque nunca la reconoció.
Otero estaba casado con Elisa Arenaz pero no tuvieron hijos, cuando él murió la herencia pasó a manos de Elisa, su viuda.
Luego de un tiempo Eva Paole, jubilada de 72 años comenzó a escuchar rumores que podía ser fruto de una relación furtiva que tuvo su madre con Rufino.
Luego de realizarse un análisis de ADN, resultó ser la hija legítima de Rufino, comenzó a realizar los trámites y resultó ser la heredera de 40 millones de dólares que había dejado su padre.
Luego del fallo judicial pudo cobrar la mitad de la herencia que ya había sido diezmada por las personas que su padre había designado en su testamento.
Eva Paole es una empleada doméstica jubilada, los últimos años de su vida tomarán un rumbo distinto al esperado.
Llega una jugada del destino tan afortunada en la última etapa de la vida, tan amarga por un lado al enterarse que su padre no la reconoció, pero con un final feliz si se quiere, la justicia divina se hizo presente y quiso subsanar un poco una muy equivocada decisión por parte de su padre. Se podría decir que fue una justa herencia “venida del cielo”.
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