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El famoso “testamento de la cuerdita”

El famoso “testamento de la cuerdita”

El famoso “testamento de la cuerdita”

A la hora de hacer testamento lo mejor es ser asesorado por gente responsable, profesional y con una probada trayectoria.

Lamentablemente existen infinidad de historias en las que la falta de escrúpulos y la codicia se unen con el único fin de aprovecharse de las circunstancias.

Un emigrante vasco

En 1864 Saturnino Ribes, oriundo de Bayona, llegó al Uruguay con un violín por única fortuna y se instaló en la litoraleña ciudad de Salto a orillas del río que le da nombre a la pequeña república.

Comenzó trabajando para un compatriota en un saladero como administrativo, para luego pasar a la Compañía Salteña de vapores, donde pronto alcanzó el cargo de vicepresidente.

Su actuación al frente de la empresa hizo que esta creciera de manera espectacular, creando ingentes cantidades de puestos de trabajo e incrementando el capital de la misma y la fortuna de Ribes.

Un jefe estricto y un potentado

Don Saturnino tenía fama de ser un empleador sumamente exigente, capaz de apersonarse a controlar a sus empleados a las horas más intempestivas.

También contaban que los conocía a todos por su nombre y que muchos de ellos que trabajaban allí desde niños, habían aprendido a leer y escribir y algo de música, gracias a que Ribes les contrató maestros.

Su casa fue la primera en la ciudad en tener luz eléctrica y también fue pionero en la comunicación telefónica, contando con una línea que unía su hogar con su trabajo.

Su eslogan era: Res non verba o sea hechos y no palabras. La frase en latín era el lema de todas sus naves que navegaban bajo pabellón inglés y con una pequeña bandera con el planeta Saturno en el trinquete.

La estafa

En el lecho de muerte de don Saturnino (soltero y sin hijos) de pronto llamaron a un notario que llegó urgentemente, según dijeron porque el moribundo quería hacer testamento.

La cocinera alegó que su patrón había otorgado testamento, pero la ignoraron. Casualmente todos los que se beneficiarán del mismo, estaban presentes.

Al parecer había una cuerda atada a la cabeza del muerto y los testigos nunca oyeron su voz, solo lo vieron asentir con la cabeza a las preguntas del abogado.

Nunca se supo cual era en realidad la voluntad del magnate, pero seguramente jamás hubiera estado de acuerdo en que su empresa terminara malvendida y sus empleados se quedaran sin trabajo

Consulte la web de Testamenta y deje sus últimas voluntades por escrito on line.

Foto gentileza de: histarmar

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Interesado en derecho sucesorio, testamentos, herencias, sucesiones seguros, ONGs y mucho más.

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