Tras la muerte del escritor alemán Heinrich Heine, ocurrida en 1856, se descubrió que en su testamento solicitaba como última voluntad que su viuda volviera a casarse.
Esta petición, además de ser su última voluntad, también era un requisito para que la mujer en cuestión pudiera tomar posesión de la cuantiosa fortuna que el poeta romántico amasó durante su vida.
La razón de para esta extraña petición explicaba el autor, era tener la seguridad de que “al menos un hombre lamentase su muerte”.
Aunque esta rara manifestación tuvo múltiples interpretaciones en su momento, lo único que no cambio fue el hecho de que la viuda de verdad debió cumplir con la exigencia de su difunto marido para ser beneficiada con la herencia.
Las últimas voluntades en un testamento
En España, las últimas voluntades no vienen expresadas en sí en el testamento, pero si se determinan solamente una vez que el testamento se ha tramitado. Estas se asientan en el certificado de últimas voluntades, un documento que el ministerio de justicia entrega al heredero.
Es aquí donde se expresan las acciones (algunas legales, otras morales, como la expresada por Heine) que deben realizarse para que el heredero pueda tomar posesión de los bienes.
El asentamiento de tus últimas voluntades es una de las grandes ventajas en el acto de otorgar testamento, ya que te permite hacer solicitudes relacionadas con situaciones que deben resolverse al fallecer el legador.
Esto te da tranquilidad, ya que no sólo estarás distribuyendo tus bienes para evitar peleas y contratiempos, si no que podrás tener bajo tu control aquello que quedaría en la incertidumbre al faltar tu presencia.
En Testamento, encontrarás a un grupo de expertos que te explicará de qué manera se asientan las últimas voluntades en un testamento y te guiarn en el proceso para que te asegures de que tus peticiones sean cumplidas al pie de la letra.