En un pueblecito de Jaén llamado La Carolina, allá por el año 2000 se dio un caso excepcional, apareció en el periódico local un anuncio en el que se solicitaba a quien se considerase heredero de la señora Josefa Ruiz Fernández, que se presentara en la fiscalía de Lugano, en Suiza, dando plazo para ello de 1 año.
Los vecinos que se apellidaban Ruiz y/o Fernández, se pusieron de inmediato manos a la obra a escarbar en los árboles genealógicos familiares, con la ilusión de que doña Pepa fuera una tía lejana o algún tipo de prima; la idea era establecer un parentesco y cobrar la herencia.
Se daba por sentado que dicha herencia sería cuantiosa, para que los suizos se hubieran tomado la molestia de poner el susodicho anuncio. El caso es que Josefa Ruiz había sido vecina del pueblo, donde se empadronó junto a sus padres y tres hermanos más en 1917.
Se especula que la mujer pudo haber emigrado de La Carolina junto con su familia al poco tiempo quizá cuando la crisis del plomo mermó considerablemente la cantidad de carolinenses, después de 1920 y su casa quedó abandonada, por lo que hasta ese momento permanecía cerrada a cal y canto.
Se tiene certeza de que la mujer que había nacido en La Carolina 83 años atrás, falleció en 1998 en la ciudad de Lugano, siendo soltera, sin hijos y sin hacer testamento, pero de sus hermanos no se sabe nada, ni si estaban casados o tuvieron hijos, que en ese caso podrían tener derecho a heredar.
Pasado el plazo que ponía la Fiscalía de un año a partir de la famosa y revolucionaria publicación, no se tiene certeza que se haya presentado nadie reclamando la herencia, al menos entre los vecinos del pueblo.
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Foto gentileza de: hitobitostudio
