Es el caso del empresario Alfred Winkler, en el momento de redactar su testamento y últimas voluntades no tenía herederos, era soltero, no tenía esposa ni familia. Sus abogados se encargaron lo que fue su voluntad, donar todo a una fundación que se encargaba de niños con problemas.
Al poco tiempo de su muerte aparece un muchacho Jerry Winkler, viviendo casi en una situación de calle, descubre que es hijo legítimo de Alfred, empresario millonario. Él vivió con una familia adoptiva, toda su infancia, fue una relación muy traumática la que mantuvo con el padre adoptivo, hasta que en un momento se entera que no es su padre biológico.
Allí comenzó la búsqueda de su verdadero padre. Supo que su mamá había tenido una aventura amorosa en su trabajo, tras seguir las pistas dio con el empresario Alfred. Se comunicó con los abogados del empresario, los que le recomendaron hacerse una prueba de ADN, la cual resultó 99,99 % de compatibilidad. Por lo tanto era hijo de Alfred. La noticia lo conmocionó mucho no por el dinero en sí, sino por saber al fin quien era su padre biológico, aunque lamentablemente estaba muerto, pero lo supo al fin.
El abogado que le comunicó la noticia, le contó que Alfred al redactar su testamento y últimas voluntades, no tenía herederos, mucho menos que tenía un hijo, por eso realizó la donación.
Este episodio ocurrió en Holanda, según la ley no le correspondía nada ya que no estaba en el testamento, pero por razones morales los abogados decidieron darle un porcentaje. Le cambió la vida por completo, ahora tenía un lugar donde vivir, y podría recomenzar una vida mejor, gracias al haber encontrado a su verdadero padre.
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Foto cortesía de: aulacor.es
